THOM BROWNE FALL 2025: CUANDO LA MODA ECHA A VOLAR
La moda es un lenguaje de símbolos, y en la Semana de la Moda de Nueva York, Thom Browne se encargó de recordarnos que la ropa no solo cubre, sino que también narra, juega y hasta desafía. Esta vez, su colección Fall 2025 fue más que una pasarela: fue un poema visual donde la sastrería clásica y el surrealismo se encontraron en un aviario de ensueño, con 2,000 grullas de origami suspendidas en el aire. ¿Casualidad? Nunca. Browne no deja nada al azar.
Sastrería al límite: cuando el pasado se vuelve futurista
Las siluetas de Browne nunca han sido convencionales, pero esta vez llevó su obsesión por la proporción al extremo. Imaginen un abrigo militar, pero con hombros que parecen alas extendidas. O un traje de tres piezas, pero con una cintura tan marcada que casi desafía la anatomía humana. El tailoring se vuelve escultura. El tweed, la lana militar y los cuadros gingham jugaron su papel en esta danza entre lo estructurado y lo onírico.
Uno de los momentos más comentados fue un traje masculino con hombros elevados y cintura entallada, cubierto con cristales Swarovski que reflejaban la luz como si la misma aurora boreal hubiera decidido instalarse en Nueva York. Clásico, sí, pero también vanguardista.
Detalles que engañan al ojo: el poder del trompe l’oeil
La colección no solo hablaba de estructura, sino también de ilusión. Aquí es donde Thom Browne desplegó su maestría en técnicas innovadoras, jugando con estampados que imitaban pliegues y drapeados inexistentes. Vestidos que parecían estar hechos de capas superpuestas… pero no lo estaban. Chaquetas que daban la impresión de haber sido cosidas y descosidas mil veces, cuando en realidad eran lienzos perfectos de precisión sartorial.
Y luego estaban las texturas lúdicas. ¿Un vestido masculino completamente cubierto con 3,500 cristales que parecían plumas iluminadas bajo los reflectores? No es el tipo de prenda que usas para ir por el pan, pero definitivamente es el tipo de pieza que redefine la moda como arte.
Las piezas que hicieron historia
Cada pasarela de Thom Browne deja al menos un look para la eternidad, y en esta ocasión fue Alek Wek quien cerró el show con un vestido que dejó al público sin aliento: 40 metros de tweed heritage, volantes infinitos y cristales de colores que parecían capturar la esencia misma de un cuento de hadas moderno. Un delirio visual, una obra maestra en movimiento.
Pero no todo era grandiosidad teatral. También estaban los pequeños guiños que hacen de Browne un maestro del detalle:
- Los bolsos en forma de perro Hector, siempre un ícono en sus colecciones.
- Zapatos Oxford en tonos pastel, con detalles metálicos que parecían sacados de una fantasía steampunk.
- Pestañas emplumadas en las modelos, como si cada una fuese una criatura mística escapada de un cuento de Emily Dickinson.
Y sí, Dickinson también estaba allí, sus palabras proyectadas en la banda sonora del desfile:
«La esperanza es una cosa con plumas».
Si hay algo que Browne sabe hacer, es convertir la moda en un diálogo entre lo tangible y lo poético.
El impacto: un espectáculo que atrapó hasta a las estrellas
El evento no solo dejó a los críticos en éxtasis, sino que también reunió a una primera fila de lujo. Cara Delevingne, St. Vincent y Rebecca Hall aplaudían con entusiasmo, mientras el desfile se convertía en un torbellino viral en redes sociales. La moda, después de todo, es un espectáculo tanto en la pasarela como en Instagram.
El cierre del show fue tan inesperado como emotivo: Thom Browne apareció con un ramo de flores, dedicándolo a su pareja, Andrew Bolton. Un gesto íntimo, casi cinematográfico, que recordó a todos que, en el fondo, la moda también es una historia de amor.
¿Innovador o demasiado conceptual? El debate está abierto
No todo el mundo se rindió de inmediato ante el espectáculo. Algunas voces dentro de la industria se preguntaron si la complejidad del show no alejaba a los espectadores menos familiarizados con las referencias de Browne. ¿Es posible enamorarse de una colección sin entender sus múltiples capas de significado? Quizás. Pero en un mundo donde la moda a menudo se reduce a tendencias de TikTok, es refrescante ver a un diseñador que sigue apostando por la narrativa, la emoción y el arte puro.
«El teatro de la moda ha vuelto», dijeron algunos críticos.
«La sastrería nunca había sido tan literaria», dijeron otros.
Lo cierto es que Thom Browne ha vuelto a hacer lo imposible: sorprendernos. Y eso, en un mundo saturado de imágenes y tendencias fugaces, es un logro que pocos pueden reclamar.
Ahora la pregunta es: ¿quién se atreverá a vestir estas piezas fuera de la pasarela? La moda, al fin y al cabo, solo cobra vida cuando alguien decide echar a volar.