Chanel SPRING SUMMER 2025 es una fantasía retro con alma moderna

¿Puede el pasado volar hacia el futuro con tweed y plumas? Chanel SPRING SUMMER 2025 es una fantasía retro con alma moderna

Estamos en verano de 2025, en París, donde Chanel SPRING SUMMER 2025 convierte la pasarela en un viaje sensorial entre la historia y el deseo. ✨

Desde el momento en que el primer modelo pisa el Grand Palais, algo queda claro: Chanel no tiene miedo a mirar atrás para tomar impulso. Porque aquí, en esta temporada templada que tiñe la ciudad de luz con pasteles y reflejos metálicos, la elegancia atemporal se atreve a mutar. Y lo hace con un lenguaje visual que coquetea con la memoria pero baila con el presente.

¿Puede una casa de más de un siglo mantenerse moderna sin traicionarse a sí misma? Chanel dice que sí. Con tweed. Con camelia. Con aviadoras alzando vuelo entre telas que casi no pesan.

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«El futuro no se inventa, se recuerda de otra manera.»

En esta doble propuesta, Ready-to-Wear y Haute Couture, el tiempo se pliega como un abanico de seda. El viento sopla desde la cabina de un avión pilotado por una mujer que desafía el cielo, pero también desde el escritorio perfumado de Colette, donde las palabras eran armas suaves. Chanel rinde tributo a esas pioneras con prendas que no gritan, pero sí vuelan.

La mujer que se viste para despegar

La colección Ready-to-Wear no es una oda cualquiera. Es un manifiesto sin pancartas, tejido con la ligereza del chifón y la precisión de una aguja que conoce bien la historia. Se inspira en las primeras mujeres que se atrevieron a levantar los pies del suelo, en sentido literal y figurado. Esas que no necesitaban permiso para pilotar ni para escribir.

Las siluetas aquí no son decorativas, son funcionales con alma poética. Chaquetas de aviador con cuellos Peter Pan que parecen salidas de un diario íntimo escrito en una trinchera, trajes de vuelo que podrían haber vestido a Amelia Earhart si hubiese aterrizado en una pasarela de 2025, pantalones anchos y fluidos que invitan a moverse como si bailar fuera parte del plan del día. Hay algo profundamente liberador en este conjunto, como si la ropa no solo cubriera el cuerpo, sino que lo invitara a explorar.

Y luego están los detalles: plumas que no pesan, telas que casi no existen, movimiento constante como una conversación entre amigas. Hay bolsos, sí, y zapatos que caminan solos hacia una libertad silenciosa, pero lo que permanece es esa sensación de estar viendo a mujeres reales, de carne, alma y vuelo.

«Hay prendas que no visten, elevan.»

Como destaca el sitio oficial de Chanel, esta colección también es una manera de reescribir el uniforme sin rigidez. Los vestidos con aires de traje, los insertos con forma de corbata, los trajes que no necesitan coraza para imponer respeto… Todo esto tiene un propósito: reinterpretar la autoridad sin abandonar la delicadeza.

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Alta Costura o cómo domar el tiempo con una aguja

Y si la línea prêt-à-porter es un soplo de aire fresco en pleno vuelo, la Haute Couture es el aterrizaje perfecto en un campo de flores bordadas. Porque celebrar 110 años de historia no es cualquier cosa. Chanel lo hace con una serenidad que solo da la experiencia… y con una colección que parece cosida al borde de un sueño.

Lo primero que impacta es el ciclo cromático: comienza con blancos inmaculados que despiertan como el amanecer, se desliza por pasteles lánguidos, se calienta con amarillos sol, lilas melancólicos, naranjas rozando lo fucsia, y culmina en los eternos negros y azules medianoche, como si el día entero cupiera en un desfile.

Las formas son suaves, lánguidas, casi líquidas. No hay rigidez. Incluso los vestidos más estructurados respiran como si tuvieran pulmones. Destacan las texturas: tweed reinventado con bordados que parecen susurrar, botones tallados como joyas antiguas, plumas que no son ornamento, sino gesto.

Uno de los diseños más comentados —y con razón— es ese vestido de cintura baja con corpiño bordado y falda plisada, que parece diseñado para bailar un vals en Marte. Otro, una gasa de seda en tonos pastel con plumas dibujadas con gemas, es tan ligero que uno duda si está viendo moda o ilusión.

Lo curioso es cómo Chanel logra algo imposible: convertir la nostalgia en vanguardia. Este no es un museo andante. Es arte vivo.

El estilo Chanel nunca envejece, solo cambia de perfume

Lo que une ambas colecciones no es solo la paleta o los tejidos. Es la actitud. Chanel está jugando a hacer del ayer un motor, no un lastre. No se trata de rescatar lo vintage como un acto de fe ciega, sino de demostrar que ciertas formas —como las historias de mujeres fuertes, la costura hecha a mano, la sensualidad sugerida— no caducan nunca. Solo cambian de escenografía.

En un mundo que acelera sin preguntar, Chanel apuesta por lo eterno: la precisión, la emoción, la forma que no se repite pero tampoco se olvida. Como si cada prenda llevara una carta escondida de Coco a la mujer del futuro. Una carta que dice: “Haz lo que quieras, pero hazlo con estilo”.

El regreso de la sofisticación sin ruido

En tiempos donde la estridencia se confunde con originalidad, Chanel propone lo contrario: romper con susurros, con texturas que acarician más que gritan. Nada aquí es para impresionar al algoritmo. Todo es para seducir al ojo que mira despacio. Y eso, en pleno 2025, es casi un acto de rebeldía.

«La elegancia no necesita justificar su existencia, se basta a sí misma.»

¿Puede la elegancia sobrevivir al ruido de lo efímero?

Chanel demuestra que el futuro también huele a camelia

“La belleza comienza en el momento en que decides ser tú misma.” (Coco Chanel)

“Quien quiere ver el arcoíris, debe aprender a amar la lluvia.” (Proverbio francés)

La clave de Chanel SPRING SUMMER 2025 está en el equilibrio entre memoria y deseo

Las aviadoras del pasado vuelan con plumaje nuevo en esta pasarela

Tweed, gasa, camelia y plumas se funden en una sinfonía visual que no necesita estruendo

Y entonces, cuando se apagan las luces del Grand Palais, cuando la última modelo desaparece entre reflejos y aplausos, queda la pregunta que sobrevuela todo: ¿Puede una casa centenaria seguir dictando el ritmo de lo nuevo sin disfrazarse? Chanel no lo disimula. Chanel lo borda.

¿Será esa la verdadera modernidad? ¿Vestir el presente con los hilos de la historia?

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JOHNNY ZURI

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