¿Está LOUIS VUITTON diseñando ya el armario del futuro? El castillo medieval donde nació la moda del mañana
LOUIS VUITTON lo volvió a hacer, y esta vez con trono incluido. 👑
La colección crucero 2025 no fue solo un desfile de moda: fue una aparición fantasmal entre ruinas ilustres, una escena sacada de un sueño retrofuturista que mezcló la alta costura con arquitectura milenaria. No exagero. Hubo túnicas que parecían escapadas del Renacimiento, capas dignas de una emperatriz marciana y estructuras textiles que hacían sombra a las bóvedas góticas del castillo medieval que sirvió de escenario. LOUIS VUITTON no diseñó ropa, diseñó un universo. Y yo estuve allí, con los ojos tan abiertos como la puerta de un salón real.
Sentado entre la nobleza moderna —editores, influencers, fantasmas del pasado y algún que otro robot emocional con gafas de realidad aumentada—, fui testigo de una fusión que no debería funcionar… pero lo hizo. Porque en la moda, como en los buenos relatos, lo improbable es lo más jugoso.
Origen: Louis Vuitton presenta su colección Crucero 2025 en un castillo medieval con un toque futurista
Moda futurista en una fortaleza del pasado
¿Un castillo medieval como pasarela para la moda del futuro? Sí, y no por capricho. Hay algo profundamente simbólico en ese maridaje. No se trata solo de la estética, que también: los muros de piedra noble, las torres altísimas, las sombras largas que proyectan siglos sobre cada paso de las modelos. Es algo más profundo. Como si el peso de la historia legitimara la fantasía de lo que aún no existe. Las tendencias retrofuturistas que propone Ghesquière no se entienden sin ese contraste. Porque no es lo mismo ver una falda metalizada en una pasarela blanca con luces frías que verla bajo una lámpara de hierro forjado del siglo XIII.
“El futuro brilla más cuando se refleja en el espejo del pasado”, me susurró un fotógrafo japonés que llevaba más de dos décadas cubriendo desfiles. Y tenía razón.
«Vestirse como una reina del futuro también es un acto de memoria»
La colección, diseñada por Nicolas Ghesquière, fue un alarde de inteligencia textil. Conocido por su obsesión con el tiempo —pasado, presente y ese futuro que siempre parece al borde de lo tangible—, el director creativo de Louis Vuitton lo volvió a hacer: creó una alta costura futurista que no olvida las raíces. Mangas abullonadas que recordaban a Isabel I, sí, pero cortadas con láser. Corpiños que evocaban tapices antiguos, pero elaborados en tejidos técnicos que parecían respirar. Tonos tierra mezclados con reflejos metálicos. Una paleta cromática digna de un paisaje marciano pintado por Caravaggio.
Ghesquière no diseña ropa. Diseña preguntas. ¿Y si la moda pudiera ser una máquina del tiempo? ¿Y si cada prenda escondiera un mensaje en código morse sobre lo que nos espera?
Nicolas Ghesquière y su renacimiento moderno
Hay que decirlo sin rodeos: Ghesquière es un alquimista del estilo. Desde que tomó las riendas creativas de Louis Vuitton en 2013, ha transformado la firma en algo más que un emblema de lujo: la ha convertido en un laboratorio narrativo. Sus desfiles no son solo colecciones, son capítulos de una novela visual que mezcla lo retro con lo futurista, lo artesanal con lo digital. Y, sobre todo, lo humano con lo inalcanzable.
«Lo que más admiro del Renacimiento», confesó en una entrevista reciente, «es cómo integraron arte, ciencia y filosofía en un solo gesto. Eso intento hacer yo, pero con moda». Y vaya si lo consigue.
“La pasarela ya no es una línea recta, es un túnel del tiempo”
La colección crucero 2025 es prueba de ello. En vez de seguir el camino seguro de lo reconocible, Ghesquière se lanzó al vacío de lo híbrido. No es fácil que una prenda parezca sacada de un códice antiguo y, al mismo tiempo, de una cápsula espacial. Pero ahí estaban. Caminaron sobre piedras centenarias, como si acabaran de aterrizar de una galaxia lejana.
Moda de lujo y tecnología en perfecta simbiosis
Muchos hablan de innovación, pero pocos la visten. Louis Vuitton, en cambio, la materializa. Desde tejidos inteligentes hasta patrones creados con inteligencia artificial, la colección crucero 2025 es un compendio de lo que puede ofrecer la fusión entre savoir-faire y ciencia.
No hay que imaginar mucho: telas impresas en 3D, acabados reflectantes que responden a la luz ambiente, estructuras internas que se ajustan al cuerpo como si fueran órganos nuevos. Lo retro se convierte en plataforma de despegue. La moda futurista ya no es cosa de películas: se lleva puesta, se siente, se mueve contigo.
Y lo más curioso: nada de eso se ve forzado. Todo parece natural. Como si una armadura pudiera, de pronto, ser cómoda. Como si una capa pudiera guardar datos biométricos. ¿Distopía? No. Lujo visionario.
Escenarios históricos en la moda que no se olvidan
Louis Vuitton no es la única marca que ha comprendido el poder de los lugares. Los escenarios históricos en la moda ya no son un decorado, son un argumento. Castillos, abadías, ruinas romanas. ¿Por qué? Porque dicen algo. Dicen que la moda no flota en el aire, que tiene raíces, que nace de un linaje visual y simbólico. Dicen que las marcas no solo venden ropa, sino también cuentos, épicas, sueños.
Y sí, también exclusividad. Porque no cualquiera puede montar un desfile en un castillo, con drones vigilando el cielo y violines tocando en directo bajo tapices flamencos. Pero no se trata solo de poderío. Se trata de atmósfera. De esa sensación que te deja sin aliento y te hace creer, aunque sea por unos minutos, que el futuro puede ser tan bello como el pasado que idealizamos.
El desfile como experiencia sensorial total
Y es que no solo fue la ropa. Fue la luz. La música. El olor a piedra mojada. El sonido de las botas futuristas sobre mármol antiguo. Todo estaba milimétricamente calculado para que el espectador no solo viera la colección, sino que la viviera.
“No basta con vestir el cuerpo, hay que vestir la emoción”
Es allí donde Louis Vuitton saca ventaja. No compite en número de bolsos vendidos o en campañas de marketing. Compite en otra liga: la del impacto emocional. Cada colección es una especie de rito. Una invitación a cruzar un umbral. Una puerta secreta en el castillo del tiempo.
“La verdad espera. Solo la mentira tiene prisa.” (Proverbio tradicional)
“Quien no mira atrás no sabe hacia dónde camina.” (Sabiduría popular)
El lujo ya no es tener, es imaginar
En tiempos donde todo se replica, donde la velocidad lo devora todo, Louis Vuitton apuesta por lo contrario: por el detalle, la atmósfera, la memoria. Por una moda que no se gasta en la pasarela ni se agota en la etiqueta. Una moda que narra, que interpela, que deja huella.
Esa es la verdadera audacia. Y también, el verdadero lujo.
¿Será esta la moda que llevaremos cuando crucemos el umbral del tiempo?
¿Y si en lugar de buscar lo nuevo, redescubrimos lo eterno?
¿Y si los castillos no fueran ruinas, sino lanzaderas?
¿Y si el próximo paso de la moda no fuera hacia adelante, sino hacia adentro?
La colección crucero 2025 de LOUIS VUITTON no da respuestas definitivas. Pero deja preguntas brillando en el aire como estrellas de neón sobre piedra antigua. Y a veces, eso es mucho más interesante.